Algunos aspectos sobre el comportamiento del caballo

Los caballos son animales que, en condiciones naturales, gustan de vivir en grupos o manadas, y en esos grupos establecen sus jerarquías sociales en función de varios factores, entre los que destacan fundamentalmente el sexo, el desarrollo y la edad. La aceptación de estas relaciones de dominancia, implican el establecimiento de una armonía social dentro del grupo porque evitan o reducen la frecuencia de las agresiones, contribuyendo así a la estabilidad de la manada.

El ejemplar dominante de la manada, que suele ser el semental o una yegua que adopta el rol en caso de ausencia de este, son los que se ocupan de defender y dar seguridad al resto de individuos del grupo. Por lo general, el caballo en condiciones salvajes es un animal huidizo y asustadizo de todo aquello que no conoce. Se trata de una especie reacia al combate, y por eso su primera reacción instintiva ante los peligros o situaciones desconocidas es huir.

Los sementales en estado salvaje pasan el 98% del tiempo sin mostrar ningún tipo de actitud agresiva. Cuando se producen agresiones, más del 80% de estas se refieren a amenazas (miradas fijas al otro, con la cabeza y la cola elevadas; investigación olfativa de ano y genitales; gritos, patadas al suelo y mordeduras) donde cada semental evalúa las cualidades del contrincante; el más débil se aleja para no exponerse a ser herido.

 

manada.png

Testosterona

Parte del comportamiento del semental, incluso el no sexual, es debido a la presencia de la hormona sexual masculina, la testosterona. La variación estacional en la producción de testosterona, que es alta en primavera y verano, pero baja en invierno, hace que los sementales se comporten más característicamente en la primavera, y como machos castrados durante el invierno.

Es importante saber que las necesidades y frustraciones del semental son frecuentemente mal interpretadas por las ideas de dominancia del hombre, y esto lleva a que se los maneje con dureza. Si tratamos a un macho mediante una correcta comprensión de sus necesidades, y éstas son bien entendidas y tratadas, el semental será tan dócil y manejable como cualquier otro caballo.

Las diferencias sexuales deberían desaparecer cuando un macho es castrado, dado que el efecto de la testosterona desaparece. Pero esto no siempre es así, ya que la castración en los caballos tiene unos resultados muy variables. De hecho, al menos un 30% de los caballos castrados continúa mostrando comportamiento sexual masculino. Estos pueden mostrar el reflejo de Flehmen, retrayendo sus labios de una forma que parecen estar haciendo una mueca. Este gesto se adopta para ayudar así a exponer el órgano vomeronasal y atraer las moléculas olorosas hacia dicho órgano; también montar y copular, e incluso pueden pelear contra otros caballos.

En cuanto a la agresión entre machos, influida por la testosterona; si la castración es previa a la pelea, este comportamiento se reduce en un 70-80%, mientras que si es realizada a posteriori tiene éxito en el 40%.

Muchos propietarios llegan a pensar que el veterinario ha castrado mal, sobre todo en castraciones realizadas por encima de los 3 años de edad, dejando parte de tejido testicular en el caballo; pero esto ocurre en muy raras ocasiones.

En general los caballos y yeguas, independientemente de su condición sexual (macho, hembra o castrados), solitarios, estabulados y privados de libertad, a pesar de las inmejorables condiciones que les podamos proporcionar en sus cuadras, desarrollan un estado de frustración por no poder cumplir sus necesidades básicas de ejercicio y consumo de energía aportada en la dieta. Pero también y sobre todo, por la ausencia de interacción social con el resto de ejemplares. Esta frustración deriva en conductas no deseables que pueden ser de carácter agresivo y casi siempre poco favorables para un proceso de doma. A veces, esta actitud se confunde con dominancia.

En otras ocasiones, este aislamiento y ausencia de  interacción social con otros animales, desencadena situaciones de estrés que favorecen la aparición de estereotipias, que son esos comportamientos anormales, repetitivos y que carecen de objetivo aparente. Algunos ejemplos de estereotipias en caballos son morder e ingerir madera (lignofagia), tragar aire (aerofagia), morderse, tiro del oso, pateo constante de la puerta del box etc.…

Para evitar la aparición de estereotipias...

  • Concede  al caballo un estilo de vida más natural, en términos de tiempo para comer, compañía y espacio.
  • No lo exponga a situaciones de mucho estrés.
  • Sea considerado y sensible con todo aquello que para el caballo suponga un motivo de estrés. A algunos caballos les cuesta mucho competir, otros odian no poder ver a otros caballos.

Se debe tener en cuenta siempre como primera medida la definición de bienestar animal que propone la Organización Mundial de Salud Animal, la cual considera que un animal se encuentra en un estado satisfactorio de bienestar cuando está sano, confortable y bien alimentado, puede expresar su comportamiento innato, y no sufre dolor, miedo o estrés.