Los problemas de la piel son a menudo un signo de un exceso o falta de higiene
Si un animal no sufre ninguna enfermedad interna, los problemas de la piel son a menudo un signo de exceso o falta de higiene, y ambos son igual de malos.
Para reducir al mínimo la presencia de agentes patógenos, es importante la limpieza regular de mantas, mantillas y vendas. El sudor y la suciedad pueden fomentar el crecimiento de bacterias que irriten la piel.
Para reducir el riesgo de alergias después del lavado, es importante aclarar bien al caballo con agua limpia.
Hay que tener cuidado de no abusar de lacas o esmaltes para el pelaje y crin, dado que algunos caballos presentan intolerancia a algunas sustancias que contienen y pueden ocasionarles irritación y prurito.
Además, debemos prestar atención a los suplementos energéticos, plantas y productos de protección para las cercas, ya que pueden contener igualmente agentes alergénicos. Por lo general en estos casos, para recuperar el aspecto normal de la piel, es suficiente con excluir el agente alergénico.
El clima y el ambiente también pueden afectar a la piel. Establos húmedos y demasiado cálidos son ideales para el desarrollo de enfermedades provocadas por hongos (micosis), especialmente en los periodos fríos del año. El riesgo de afecciones fúngicas también se da en establos donde hay mucho movimiento.
Algunas infecciones por hongos son contagiosas para el ser humano, por eso es importante contactar con tu veterinario para que te aconseje acerca del tratamiento más adecuado. También es conveniente que cada animal tenga su propio equipo de aseo y material para monta (arnés, cabestro, mantas, etc.). El resto de accesorios deben limpiarse y lavarse con regularidad, y en caso necesario desinfectarlos.
El eczema de verano o dermatitis equina estival es una alergia estacional grave que puede afectar a todas las razas de caballos. Las causas son variadas y pueden ir desde diversos alérgenos que irriten la piel del équido hasta infestaciones causadas por virus y bacterias, o las picaduras de insectos.
La reacción alérgica de esta dermatitis provoca un picor intenso en el caballo lo que le lleva a rascarse y morderse la zona afectada, provocando pérdida de pelo, descamación y lesiones en general. La irritación se incrementa cuando el caballo se frota la zona afectada en vallas, paredes, etc; provocándole sangrado y formación de costras. Además, las bacterias aprovechan para penetrar en la zona dañada y provocar infecciones y mayor inflamación.
Como prevención, hay que evitar el contacto con los alérgenos y cualquier picadura de insecto. Cuando los insectos reanudan su actividad en los primeros días cálidos de primavera, hay que evitar sacar a los caballos del establo durante el día. También es conveniente usar repelentes o tomar medidas para ahuyentar a los insectos.
Podemos usar champús específicos para limpiar suavemente las áreas costrosas y aliviar la piel dañada. Pero en todos los casos, habrá que recurrir a un tratamiento químico si se quiere luchar contra los insectos. Consulta con un profesional veterinario qué productos se adaptan a cada animal.
Los cólicos en el caballo
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