Los gatos viven cada vez más tiempo, por lo que las enfermedades más comunes en animales mayores se diagnostican con más frecuencia. La enfermedad renal crónica es un buen ejemplo: afecta aproximadamente a uno de cada tres gatos mayores de 12 años y es la segunda causa de muerte en gatos después de los cánceres.
La enfermedad renal crónica (ERC) se caracteriza por la pérdida progresiva de la capacidad de los riñones para filtrar la sangre y reabsorber el agua de la orina. Los productos de desecho metabólicos tienden a acumularse en el organismo y, aunque el gato beba más agua de lo habitual, tiende a deshidratarse. La enfermedad renal crónica (ERC) no es reversible, pero las pruebas recientes permiten diagnosticarla más temprano que antes.
Los signos más comunes de la ERC felina son el aumento del consumo de agua, la disminución del apetito y la pérdida de peso. A veces es difícil medir la cantidad de agua que bebe un gato, pero es fácil pesarlo regularmente. Es importante vigilar el peso del gato porque, en un gato que ya ha perdido peso cuando se diagnostica la ERC, el pronóstico de la enfermedad será peor que en un gato de condición corporal normal.
Los exámenes veterinarios son necesarios para confirmar el diagnóstico de ERC. Por ejemplo, si los riñones no funcionan correctamente, la densidad de la orina será anormalmente baja y aumentarán los niveles en sangre de varios marcadores de la enfermedad.
Durante mucho tiempo, el veterinario evaluaba la función renal principalmente en función de los niveles de urea y creatinina en sangre. Sin embargo, estos dos parámetros sólo aumentan cuando la deficiencia renal es evidente, es decir, cuando el gato ya muestra signos clínicos. En ese momento, ¡al menos el 75% de la función renal está alterada! Afortunadamente, han surgido otras pruebas diagnósticas más sensibles que pueden detectar la ERC en una fase temprana.
La dimetilarginina simétrica (SDMA) es actualmente una de las pruebas más interesantes: La SDMA procede del metabolismo de las proteínas y se elimina casi exclusivamente por la orina. Su concentración plasmática aumenta en cuanto la tasa de filtración renal disminuye alrededor de un 25%, lo que ocurre varios meses antes de que aparezcan los signos clínicos de la ERC.
Cuando la ERC se detecta precozmente en el curso de su desarrollo, las medidas dietéticas pueden ser realmente útiles. Hay pruebas de que las modificaciones tempranas de la dieta pueden tener una influencia muy positiva en la función renal del gato. En general, las dietas especialmente formuladas para gatos con ERC contienen menos proteínas, fósforo y sodio que las dietas de mantenimiento estándar. Sin embargo, aportan más energía, antioxidantes y ácidos grasos omega-3.
La restricción de proteínas solo es beneficiosa cuando la enfermedad está más avanzada y debe hacerse gradualmente para evitar que el gato "consuma" sus propias proteínas (especialmente proteínas musculares) para satisfacer sus necesidades nutricionales. El gato es carnívoro y requiere una cantidad significativa de proteína para la producción de energía.
Existen dietas especialmente diseñadas para gatos con enfermedad renal crónica (ERC), que tienen en cuenta los objetivos nutricionales específicos de los gatos con función renal comprometida. Estas "dietas renales" contienen menos sodio que las dietas de mantenimiento estándar porque la presión arterial alta es frecuente en caso de enfermedad renal. Por otro lado, estas dietas proporcionan más energía, antioxidantes y ácidos grasos omega-3 que las dietas de mantenimiento.
Si es necesario, el veterinario también puede prescribir un tratamiento médico diario para ayudar al gato a eliminar las toxinas que puedan estar acumulándose en su sangre.
En las fases iniciales, los cambios dietéticos y el tratamiento médico suelen estabilizar la enfermedad renal, y la esperanza de vida del gato es de al menos 3 años. En cambio, cuando la ERC se diagnostica en fases muy avanzadas, la esperanza de vida del gato no suele superar los 3,5 meses.
Todo esto subraya la importancia de controlar de cerca el peso, el comportamiento alimentario y la salud del gato senior. Las visitas anuales al veterinario ayudan a controlar mejor la función renal y, en caso de enfermedad renal temprana, este control permitirá confirmar que los cambios dietéticos están estabilizando la situación del gato.
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