Una enfermedad infecciosa del gato muy contagiosa, que produce inmunodeficiencia (bajada de defensas) y tumores.
El virus se elimina por la saliva y se transmite de gato a gato por contagio directo, por mordedura o por otros tipos de contacto como juegos, lamido, etc. Los gatitos se contagian de la madre durante la gestación o a través de la leche cuando maman.
El virus de la Leucemia Felina está presente en todo el mundo, y afecta del 3 al 20% de la población felina según el país. En Francia, un estudio realizado en 1992 determinó que el 19’9% de los gatos eran portadores del virus. Otros estudios basados en la presencia de anticuerpos, revelan que 2 de cada 3 gatos entran en contacto con el virus al menos una vez en la vida. Los gatos que más probabilidades tienen de contagiarse son los que salen a la calle.
Síntomas de la leucemia felina
Consecuencias de la inmunodeficiencia. Debido al daño en las células del sistema inmune, los gatos se vuelven más sensibles a un gran número de enfermedades infecciosas crónicas y resistentes a la mayoría de tratamientos (toxoplasmosis, neumonías, infecciones cutáneas, gingivitis, toses, etc.)
Anemia. Es muy frecuente y está provocada por varios mecanismos directos e indirectos. El virus de la leucemia es la principal causa de anemia en los gatos.
Enfermedades tumorales. El virus de la Leucemia Felina es un retrovirus oncogénico, es decir, es capaz de inducir la aparición de tumores. Los más frecuentes son los linfosarcomas, un tipo de tumor sólido. La leucemia (cáncer de la sangre), es menos frecuente, a pesar de dar nombre a la enfermedad.
Otras. Muy variados signos clínicos pueden estar relacionados con la infección por el virus de la Leucemia Felina: alteraciones renales, oculares o neurológicas, problemas de la reproducción, poliartritis…junto con un progresivo deterioro del estado general.
Lo primero, es llevarlo al veterinario. Los síntomas son muy inespecíficos lo que dificulta el diagnóstico, pero existen tests que permiten confirmarlo.
Si tu gato tiene síntomas y el análisis sale positivo, significa que tiene la enfermedad.
Si está aparentemente sano pero en un análisis de rutina tu veterinario detecta que es positivo, se debe repetir el test a las 3-6 semanas. Si sigue siendo positivo sin síntomas, significa que es un portador crónico. Puede tardar un tiempo muy variable en desarrollar la enfermedad, a veces hasta tres años. Durante esta fase también puede contagiar a otros gatos.
En cualquier caso, siempre debe ser tu veterinario el que te indique el test a realizar y también ha de ser él quien interprete los resultados, considerando el historial y el estado de tu gato.
Estrés, ansiedad y problemas de comportamiento
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