Fiebre del virus del Nilo

Fiebre del virus del Nilo

Un arbovirus transmitido por mosquitos que pertenece al género Flavivirus (Smithburn, 1940) y que afecta a aves, équidos y al hombre.

¿Qué son los Flavivirus?

Son virus de gran interés en salud humana y están asociados principalmente a mosquitos del género Culex como vector principal, aunque se ha visto que otros mosquitos e incluso garrapatas, pueden estar implicados en su transmisión.

Actualmente la fiebre del virus del Nilo está ampliamente distribuido en el mundo, ya que está presente en todos los continentes excepto en la Antártida (Vázquez, 2010)

En España el primer caso clínico en humanos se dio en 2004, y en 2010 comenzaron los primeros casos clínicos en caballos en la provincia de Cádiz. Desde 2010 a 2016 el número de focos en caballos ha fluctuado, llegando a 73 focos en el año 2016. En 2016 se reportaron focos en las provincias de Ávila, Badajoz, Cáceres, Cádiz, Córdoba, Huelva y Sevilla. 

Las aves actúan como reservorio principal, jugando un papel muy importante en la diseminación del virus en el caso de las aves migratorias (Anon, 2008a). Algunas especies de aves identificadas como amplificadoras del virus son los cuervos, gansos, cigüeñas, águilas y halcones, entre otras.

Las especies más susceptibles son los équidos y los humanos, los cuales son considerados como hospedadores definitivos o fondos de saco epidemiológico debido a que en éstos no se alcanza el nivel de viremia suficiente para que el vector pueda infectarse a partir de un individuo enfermo y de este modo transmitir la enfermedad (Pealer et al., 2003; Zou et al., 2010).

Síntomas clínicos de la fiebre del virus del Nilo

La manifestación más seria de infección por virus de West Nile es la encefalitis (inflamación del cerebro) en humanos y caballos, así como la mortalidad entre ciertos pájaros domésticos y salvajes. Los caballos y las personas son los más susceptibles a la fiebre del virus del Nilo, y en estos casos puede provocar una enfermedad neurológica que podría llegar a ser mortal. Los caballos manifiestan ataxia repentina o progresiva. Los primeros signos observados son: fiebre, períodos de hiperexcitabilidad, temor, somnolencia, apatía y depresión.

Otros síntomas clínicos frecuentes que pueden aparecer a los 3-15 días de la infección son:

  • Fiebre y síntomas gripales
  • Pérdida de apetito
  • Depresión o letargo
  • Déficits de pares craneales
  • Imposibilidad o graves dificultades para deglutir
  • Trastornos de la visión
  • Cabeza apoyada o inclinada
  • Ataxia                               
  • Tropiezos o traspiés
  • Debilidad muscular, tics nerviosos o fasciculaciones musculares
  • Deambular sin rumbo o en círculos
  • Parálisis parcial
  • Imposibilidad de mantenerse en pie sin ayuda
  • Convulsiones
  • Coma y eventualmente la muerte
Alrededor del 70% de los caballos no presentan signos clínicos y el 20% presentan signos leves. En los caballos, la tasa de mortalidad en el caso de infección neuroinvasiva se sitúa entre un 20% y un 57%. Es imprescindible hacer un completo diagnóstico laboratorial, porque NO hay signos que diferencien la infección del virus de West Nile en caballos, de otras enfermedades del sistema nervioso central.
Más información

Existen diferentes técnicas serológicas con utilidad para el diagnóstico del virus. La técnica más útil por la rapidez en la obtención de resultados y la rapidez para detectar anticuerpos post-infección es el ELISA de captura de IgM. Este ELISA puede detectar anticuerpos 5 – 10 días post-infección; la mayoría de los caballos que muestran síntomas clínicos ya tienen anticuerpos detectables en suero al inicio de los síntomas (Zeller and Schuffenecker, 2004).

Es por ello que siempre que se obtiene un resultado seropositivo mediante ELISA de captura, la muestra debe analizarse mediante seroneutralización para descartar la posibilidad de un falso positivo (Anon, 2008b). La seroneutralización es, por tanto, más específica que el ELISA pero más lenta en la obtención de resultados y la detección de anticuerpos (se detectan 2 semanas post-infección) (Anon, 2008b).

 

En condiciones naturales los caballos producen anticuerpos específicos contra la Fiebre del virus del Nilo, lo que les permite superar los casos leves de la enfermedad provocada por este virus. Sin embargo, todos los casos diagnosticados requieren atención veterinaria.

No existe ningún tratamiento específico que cure la Fiebre del Nilo Occidental: el tratamiento es “de apoyo”; se intenta controlar la enfermedad a la vez que se proporcionan los cuidados sanitarios necesarios. Si un caballo presenta síntomas neurológicos graves, tiene que estar en un entorno seguro, con paredes acolchadas y cama abundante, e incluso puede necesitar un protector para la cabeza para evitar que se haga daño. Si no puede permanecer de pie sin ayuda puede requerir algún tipo de sujeción. La recuperación de estos casos clínicos graves puede necesitar varios meses y aunque el caballo sobreviva a un cuadro grave de la enfermedad, puede haber sufrido lesiones permanentes en el sistema nervioso central.

La Fiebre del virus del Nilo es una enfermedad de declaración obligatoria en España. Por tanto, ante una sospecha de West Nile en una explotación, toda persona física o jurídica, pública o privada, tiene la obligación de comunicarla a la Autoridad Competente, de manera inmediata, en la forma y plazo establecidos (Anon, 2010).

 

Para prevenir la infección por el virus de West Nile es importante vacunar al caballo antes de la estación de los mosquitos para que el caballo esté perfectamente protegido cuando existe un riesgo real de ser picado por el vector; e implementar programas de control de los mosquitos que actúan como vectores.

Los insecticidas son un método simple y eficaz para reducir las poblaciones de mosquitos adultos. Para controlar la principal fuente de mosquitos es importante centrarse en eliminar los hábitats donde crían, con el fin de reducir el número de sus larvas. Para ello:

Cambie el agua de los bebederos o cualquier otro recipiente de bebida como mínimo cada cuatro días y preferentemente a diario.

  • Elimine cualquier recipiente (neumáticos, cubos viejos) que pudieran retener el agua.
  • Mantenga todo tipo de recipientes tapados.
  • Limpie y retire periódicamente los residuos de los desagües para que no se acumule el agua.
  • Encierre a los caballos en las cuadras al atardecer y al anochecer, cuando los mosquitos son más activos. Ponga mosquiteras en las ventanas de las cuadras.
  • Apague las luces para que no atraigan a los mosquitos por la noche o utilice fluorescentes que no los atraen.

 

Incapacidad para deglutir en una yegua afectada por Fiebre del virus del Nilo
Yegua afectada con trastornos muy evidentes en la coordinación de movimientos voluntarios (hipermetría) y movimientos muy exagerados en su desplazamiento