Cuidar la higiene de su gato es esencial. Como todo el mundo sabe, "los gatos son animales limpios" y pasan mucho tiempo acicalándose con sus ásperas lenguas, ¡cuando no están durmiendo! Pero puede facilitarle la vida prestando atención a ciertos aspectos de su bienestar. Y dependiendo de la raza, unos cuidados especiales pueden resultar útiles.
El pelaje de un gato puede estar formado por varios tipos de pelo:
Dependiendo de la raza, la piel y el pelo de su gato pueden necesitar más atención. No obstante, se recomienda un cepillado regular para todos los gatos. Cepillar el pelaje de su mascota le ayudará a reducir la muda, ya que esta maraña de pelo está formada por una mezcla de pelo externo y secundario. Debe adaptar la frecuencia del cepillado al tipo y la textura del pelaje de su gato. Cuanto más largo sea el pelo y más denso el pelaje, más a menudo debe cepillar a su gato: una vez al día para los gatos de pelo largo y lanoso como los Persas, Sagrado de Birmania, Maine Coons, Ragdolls, etc., para reducir la muda. Cepíllelo al menos una vez a la semana, sea cual sea su raza.
Se recomienda un cepillado más frecuente durante la muda en primavera y otoño, para eliminar el pelo muerto. Hay que tener en cuenta que los gatos mayores pueden tener una saliva más espesa, que tiende a apelmazar el pelo. A medida que su mascota envejezca, será necesario cepillarla con más regularidad.
El cepillado también permite buscar cualquier parásito. Recuerde revisar el pelaje de su mascota mientras la acicala para detectar cualquier pulga, garrapata o ácaro que pueda causarle molestias.
Por último, el cepillado regular evitará que su mascota trague grandes cantidades de pelo que podrían causarle trastornos digestivos.
Contrariamente a la creencia popular, también es posible lavar al gato con champú: existen productos específicos, ¡pida consejo a su veterinario!
Para los gatos sin pelo, como el Sphynx o el Devon Rex, no es necesario invertir en un cepillo. Pero estas razas tienen una piel muy frágil que requiere cuidados especiales. Asegúrate de lavarlos regularmente con un guante húmedo. Y, sobre todo, asegúrate de no dejarlos expuestos al sol.
Por regla general, los ojos y la nariz de un gato no requieren ningún cuidado especial, excepto en el caso de los gatos braquicéfalos, que tienen el cráneo más corto y la nariz aplastada. Esto es especialmente cierto en el caso de los persas, los británicos de pelo corto y los exóticos de pelo corto. Este tipo de gato requiere un cuidado especial: se recomienda limpiar regularmente los pliegues para evitar infecciones, sobre todo los situados en las comisuras de los ojos y alrededor de la nariz. Su veterinario podrá aconsejarle y explicarle los pasos a seguir para esta rutina de aseo específica.
Los gatos tienen orejas erectas. La oreja del gato, muy móvil, es como un radar que capta todos los sonidos. Sin embargo, el conducto auditivo puede infectarse (raramente) o albergar ácaros parásitos que causan la "otoacariasis", comúnmente conocida como sarna de las orejas. Esta enfermedad se caracteriza por sacudidas de cabeza, rascado con las patas traseras y depósitos negruzcos en el oído. Por tanto, hay que estar atento a los depósitos negros y al rascado constante: son signos que deben incitar a consultar al veterinario. Busca también objetos extraños, como semillas de hierba.
De vez en cuando, compruebe que las orejas de su gato están limpias y sin rojeces, sobre todo si empieza a rascárselas repetidamente o a mover la cabeza de forma inusual.
Debe prestarse especial atención a los gatos blancos o con manchas blancas, ya que las zonas no pigmentadas, como las orejas, los párpados y la nariz, pueden ser sensibles al sol. La exposición al sol puede provocar problemas dermatológicos en estas zonas que pueden llegar a ser graves e incluso derivar en un tumor maligno. Es posible que deba mantener a su gato en el interior durante los días soleados. Puede aplicarse protector solar en estas zonas, pero el gato puede gotearlo y algunos de estos productos pueden ser tóxicos para los gatos. Consulte con su veterinario cuál puede utilizarse o cómo proceder para proteger a su gato.
Cuidar las patas de tu gato es importante, sobre todo si tienes un gato casero. Un rascador es esencial para que pueda rascarse las uñas sin atacar tu sofá o sillón favorito. También es conveniente cortarle las uñas con regularidad y suavidad. Sin embargo, ten cuidado de no cortárselas demasiado para evitar cualquier riesgo de sangrado. Si tu gato empieza a sangrar, aplica una presión firme sobre la uña hasta que deje de sangrar, o ponle un pequeño vendaje.
Si tu mascota vive en parte al aire libre, no hace falta que le cortes las uñas. Necesitan las uñas para trepar a los árboles y se les desgastarán de forma natural.
Acuérdate de inspeccionar regularmente las uñas, las almohadillas, la parte inferior de las patas y los espacios entre ellas que puedan albergar parásitos, larvas de garrapatas o espiguillas de hierba, para asegurarte de que las patas están sanas, no hay nada atascado y no se han formado heridas.
Si a su gato le gusta pasear por la ciudad o la playa, es posible que ya lo haya experimentado: los gatos no pueden deshacerse por sí solos del chicle, el alquitrán o cualquier otra sustancia pegajosa que se adhiera al pelo entre las almohadillas de sus patas. Para librar rápidamente a su gato de las molestias causadas por estas sustancias, este tipo específico de limpieza requiere ayuda profesional: no deje que intente hacerlo por sí mismo, ya que podría acabar haciéndose daño en el proceso.
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