Conceptos básicos sobre cría y reproducción equina

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La decisión de hacer criar a una yegua se debe considerar seriamente no solo por el coste de producción que tiene un potro y que entre otros factores, incluye disponibilidad de semental en la propia explotación, gastos veterinarios derivados de cubrición o inseminación y control de gestación… sino también por los riesgos que se corren y la circunstancia de no poder disponer libremente del uso de la madre en los últimos meses de gestación y durante la lactación del potro, en casos de yeguas de paseo o uso deportivo.

En muchas ocasiones es preferible comprar un buen caballo joven que tratar de criar uno. Además, debemos asumir la responsabilidad de criar potros de calidad que mejoren a sus padres y se ajusten a lo que el mercado necesita.

Es una realidad la tentación de criar de forma barata a partir de ganado inadecuado, que conlleva a la sobreproducción de potros de dudosa calidad que inundan el mercado. Muy a menudo se someten las yeguas a criar no con la intención de traspasar unos genes deseados, sino porque no tienen otro propósito útil en la explotación, apareándolas con sementales escogidos solamente porque son baratos o del lugar, sean o no adecuados para aparearlos con esas yeguas concretas, sin intención alguna de producir un potro de calidad.

A pesar de todo, la cría proporciona un desafío y una emoción única, y cuando se tiene éxito el riesgo y el esfuerzo han merecido la pena.

La edad considerada idónea para que una yegua críe es la comprendida entre los tres y los doce años. Aunque después de esta edad pueden seguir criando durante algunos años más, la concepción se va dificultando, sobre todo en las yeguas que no han criado antes de alcanzar una edad avanzada. Son las conocidas como yeguas viejas vírgenes.

Las yeguas son poliéstricas estacionales; es decir que durante la estación reproductiva tienen varios celos o ciclos estrales completos.

El ciclo estral de la yegua dura 21 días. Quiere esto decir que, normalmente, en época reproductiva cada 21 días se produce una ovulación en los ovarios de la yegua. Por lo tanto, en condiciones normales y ausencia de patología, la yegua tendrá un celo cada 21 días, periodo en el cual podrá ser cubierta por el semental o inseminada artificialmente para aprovechar esas ovulaciones cíclicas.

En España, debido entre otros factores a las temperaturas y horas de luz, la estación reproductiva se extiende desde el mes de marzo hasta julio, aunque esto no significa que muchas yeguas no puedan quedar gestantes fuera de este período del año. Pero es el período de tiempo en el que los celos son más evidentes y los ciclos más regulares y por tanto, los índices de fertilidad se ven aumentados, por eso lo denominamos estación reproductiva.

Además, es importante prever la fecha de nacimiento de los potros. Como la gestación de la yegua tiene una duración de 11 meses, si aprovechamos la estación reproductiva para preñar las yeguas, éstas parirán en los meses donde las condiciones para el potro y la madre son más favorables: mejor temperatura, más hierba, menos inclemencias climáticas etc.…

En el caso de los machos también influyen los cambios estacionales, siendo en la estación reproductiva cuando su recuperación entre montas es más corta, su estimulación ante yeguas en celo más rápida y el semen presenta mejores contajes y características.

En condiciones de libertad, el semental localiza de modo natural las yeguas que están próximas a ovular  e inicia un cortejo donde se muestra majestuoso y realiza gestos típicos como patear el suelo, levantar y estirar la cabeza levantando el labio superior, al tiempo que relincha y se aproxima a la zona de cuello y cabeza de la yegua  y a veces a los miembros posteriores donde suelta algún que otro mordisco.

Las yeguas se muestran receptivas al macho cuando permanecen dóciles ante el comportamiento del macho, además orinan continuamente una orina mas amarillenta y de olor característico o simulan la posición y mantienen la cola elevada. Otros signos son abrir y cerrar la vulva repetidas veces.

Cuando no podemos cubrir las yeguas en libertad podemos realizar los saltos asistidos por personas que sujetan la yegua y manejan al caballo para que ésta sea servida minimizando los riesgos. De este modo se controlan las montas y se dirigen las cubriciones a cada yegua con el semental elegido para ella.  Es muy importante que el personal que se ocupa de estas funciones tenga experiencia en el manejo con caballos.

Hoy día muchos propietarios de yeguas no tienen el semental adecuado en su instalación o sencillamente quieren cubrir con algún otro, pero para eso disponemos de técnicas de inseminación artificial que posibilitan preñar a las yeguas con el semen del caballo deseado, aunque este pueda estar a miles de kilómetros de nuestras cuadras o incluso muertos. Para ello utilizamos semen fresco, refrigerado o congelado dependiendo de cada caso.

Para realizar la inseminación artificial de nuestra yegua debemos contar con un veterinario con experiencia en reproducción que le realizará un estudio preliminar para evaluar la idoneidad de la hembra para ser sometida a un programa de inseminación artificial, así como un seguimiento ecográfico para determinar cuál es el momento próximo a la ovulación y más adecuado para realizar la inseminación. 

Si se produce la fecundación y la gestación queda confirmada, solo nos faltan 11 meses de larga espera para ver a nuestro nuevo amigo.