Cómo detectar cuándo nos encontramos ante una urgencia con un caballo

¿Sabes realmente cuando tu caballo se encuentra frente a una situación de emergencia médica?

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A continuación encontrarás una serie de circunstancias que sí podemos considerar emergencias y que harán imprescindible la llamada urgente a nuestro veterinario.

1. Alteraciones de temperatura, pulso y respiración: siempre que el caballo alcance una temperatura de 40ºC, su respiración supere las 20 respiraciones por minuto y/o su pulso sea mayor de 50 ppm. Estos tres parámetros se ven alterados en numerosos procesos que afectan a nuestros amigos, pero valores similares o superiores a los descritos indican que algo serio puede estar ocurriendo.

2. Rigidez e inmovilidad después de un día de trabajo. Puede ser indicativo del padecimiento de una rabdomiolisis, donde los músculos pueden haber sufrido daño y los riñones pueden verse perjudicados seriamente.

3. Fracturas o sospechas de padecerlas. Además de llamar, es importante NO MOVER al animal sin antes haber inmovilizado la extremidad. En caso contrario podemos causar aún más daño y provocar lesiones con pronóstico fatal.

4. Alteraciones del comportamiento con pateos del suelo, miradas al abdomen, revolcones de repetición con signos de dolor y/o sudoración profusa. En estos casos podemos estar ante un cólico que necesariamente va a requerir la actuación del veterinario. Nunca ignorarlo. Las condiciones que dan lugar al cólico pueden agravarse y amenazar la vida del caballo de forma muy rápida. Por ello debemos reconocer adecuada y rápidamente los signos del cólico y buscar asistencia. Los cólicos son la causa más frecuente de muerte y es la máxima urgencia a tener en cuenta.        

5. Con yeguas preñadas y cumplidas debemos estar muy atentos. En caso de esfuerzos expulsivos en los que solo aparezca una parte del potro (generalmente una mano) o una parte de la placenta, y no ocurre nada en los 15 minutos siguientes, tenemos que solicitar ayuda.

6. Hemorragias. La pérdida continuada de sangre va a provocar un shock en nuestro caballo. Una llamada rápida nos servirá para recibir alguna instrucción de cómo actuar en cada caso hasta la llegada del veterinario.

7. Heridas localizadas sobre todo en articulaciones, vainas tendinosas y tendones. La infección en estas áreas puede complicar mucho la recuperación y la vuelta a la actividad deportiva de nuestro caballo.

8. Diarreas profusas que persisten más de 12 horas y van acompañadas de fiebre. Pueden suponer la deshidratación del caballo.

9. Cojera repentina de una extremidad, vaya o no acompañada de una inflamación severa de la misma. Hay que tener en cuenta que un clavo en la suela no va a inflamar mucho la pata en las primeras horas.

10. Todas aquellas alteraciones que se produzcan en los ojos y párpados y que supongan un aumento marcado de la secreción lagrimal, fotofobia, párpados cerrados, opacidad corneal y heridas. Las lesiones oculares requieren para su pronta recuperación, la instauración de un tratamiento lo antes posible y por personal especializado.

 

No cabe duda de que hay muchas más, pero estas son, en líneas generales, las circunstancias más habituales que van a generar llamadas de emergencia al veterinario. Mientras esperamos su llegada podemos ir realizando aquellas maniobras que este nos haya indicado por teléfono. No está de más ser precavidos y proveernos de luz artificial en caso de que se aproxime la noche, disponer de agua limpia en cantidad suficiente y un detalle importante: tener localizado un medio de transporte, en caso de que carezcamos de ello, por si se hace necesario trasladar al caballo a un centro hospitalario.

                                   

                          ¡No olvidéis que mantener la calma nos ayudará a tomar las decisiones más adecuadas en cada caso!