Rabdomiolisis: la «enfermedad de los lunes»

¿En qué consiste esta enfermedad?

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Ahora que hemos retomado el contacto  con los caballos de un modo más intenso y volvemos a las rutinas de trabajo con nuestros animales, no debemos olvidar una serie de alteraciones y enfermedades que se pueden presentar como consecuencia de este aumento en el régimen de trabajo de los equinos. Entre ellas destaca la Rabdomiolisis Equina, que también recibe otros nombres como Enfermedad de los lunes, Azoturia por sobreesfuerzo; por ello es mas preciso categorizarla como Síndrome de Rabddomiolisis Equina (ERS). 

¿En que consiste esta Enfermedad de los lunes?

Llamada así coloquialmente por la típica aparición después de un fin de semana de intenso trabajo con nuestros caballos, pero que obviamente puede aparecer en cualquier momento y en animales de cualquier raza, edad y condición corporal independientemente de cual sea su  nivel de ejercicio habitual.

Este síndrome ha sido descrito en animales que volvían a trabajar después de un periodo de descanso, pero  también se presenta en animales que se ejercitan con regularidad.

Básicamente se debe a  la rotura de fibras musculares, concretamente las de contracción rápida. Esta rotura de fibras  y la liberación de las sustancias que contienen tiene efectos nocivos en el organismo más allá del propio daño en  el grupo muscular al que afecte. 

 

¿Cuales son los síntomas mas frecuentes?

Dependiendo de la cantidad de tejido muscular dañado así serán los síntomas que presente el animal, existiendo una  amplia variabilidad  entre los caballos afectados, que van desde un cuadro muy leve y subclínico (sin síntomas evidentes)  hasta episodios severos donde  puede sobrevenir la muerte del animal.  

Los casos mas leves casi no presentarán síntomas o estos estarán relacionados con una disminución del rendimiento o poca  disposición al trabajo. Muchas veces se confunden con cuadros de “agujetas”, pero si a estos animales les practicásemos una analítica específica para determinar enzimas musculares, observaríamos como estas están considerablemente afectadas. 

También podemos observar cojeras, rigidez muscular y acortamiento del paso, desplazándose con trancos muy cortitos. En casos mas graves nos  podemos encontrar animales que no quieren o no pueden moverse, incluso se tumban y tiene dificultad para incorporarse. 

Generalmente se afectan  ambas extremidades posteriores pero en casos severos pueden verse afectadas también las anteriores. La musculatura de las extremidades afectadas puede apreciarse inflamada y sobre todo presentar dolor a la exploración manual. 

En este estado agudo  de enfermedad  pueden aparecer otros síntomas como sudoración, signos de dolor cólico, aumento de las frecuencias cardiaca y respiratoria y orina teñida de coloración oscura por la mioglobina liberada desde las fibras musculares dañadas y que ha sido filtrada por el riñón.

Como veis, son síntomas muy  parecidos a los de otras enfermedades tales como la infosura o laminitis, cojeras diversas, cólico, agotamiento…

Por eso vuestro veterinario, tras extraer muestras de sangre,  realizará un diagnóstico laboratorial centrado en determinar los niveles de dos enzimas que existen en el plasma del caballo  y que son de enorme interés en estos casos. Se trata de la CK (creatinkinasa) y la AST (aspartatoaminotransferasa). Los niveles de estas enzimas y su relación entre ambas permitirán confirmar la enfermedad, valorar el daño muscular  y  establecer un pronóstico de recuperación.

En función de  los resultados obtenidos y los síntomas presentados por el caballo, se establecerá un tratamiento para cada caso que en fases agudas y severas supondrá la administración de fluidos. Además del tratamiento farmacológico es muy importante respetar el programa de manejo establecido en cada caso que puede suponer el reposo más absoluto.

Unos consejos...

No debéis olvidar que esta enfermedad tiene un carácter recurrente  por lo que si vuestro caballo ha superado un cuadro de Rabdomiolisis  debéis de incluir una serie de precauciones en vuestra rutina de alimentación y trabajo para minimizar el riesgo de nuevos episodios:

  • Calentar tiempo suficiente antes de exigirle esfuerzos al caballo y después de trabajar adoptar la costumbre de enfriar al caballo permaneciendo en movimiento unos minutos antes de retirarlo a descansar.
  • No iniciar la jornada acometiendo subidas y bajadas con mucho desnivel.
  • Reducir la cantidad de carbohidratos en la dieta y ajustar los niveles de energía suministrada a los realmente necesarios para el trabajo que desarrolla nuestro caballo. 
  • Durante los períodos de descanso reducir los piensos y concentrados energéticos.
  • Intentar no limitar el ejercicio al fin de semana y procurarle un espacio donde pueda tener cierto grado de movilidad. Lo ideal seria que realizase ejercicio diariamente. A este respecto son muy útiles los caminadores. 
  • En caso de caballos nerviosos o propensos a la sudoración excesiva administrar suplementos de sales y electrolitos para recuperar rápidamente las pérdidas por sudor.
Espero que hayáis tomado buena nota para evitar que vuestro amigo no sufra de esta enfermedad. Como veis ellos tampoco se libran de “los dichosos lunes”.