Rascado de colas, crines y piel de nuestros caballos

La primavera afecta en los rascados y pérdidas de pelo

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En primavera, con el consecuente y ligero aumento de las temperaturas (dependiendo de la zona en la que nos encontremos), comienzan a aparecer, en muchos caballos, los primeros síntomas de rascados y pérdidas de pelo en diferentes zonas de su anatomía.

Fundamentalmente las zonas más afectadas suelen ser la crinera, dorso, grupa y nacimiento de la cola, donde el rascado intenso y repetido, provocado por cuadros de picor incontrolable, malogran el aspecto externo de nuestro amigo y lo que es aún peor, les ocasionan lesiones dérmicas que en algunos casos llegan a ser muy importantes.

Las lesiones dérmicas pueden ser muy amplias en su tipología y forma de presentación. De este modo podremos observar en nuestros caballos diferentes signos o síntomas dérmicos, tales como prurito (picor que puede suponer la autolesión del individuo), alopecia (pérdida de pelo), nódulos, costras y distintos tipos de exudados.

Las causas que pueden provocar signos como los descritos son muy amplias y diversas, pudiendo estar causadas por problemas infecciosos (hongos y bacterias principalmente), parasitarios, alérgicos e incluso, hormonales y metabólicos.

Este aumento al inicio de la primavera y que se mantiene durante el periodo estival se ve favorecido por varios factores:

  • Ambiente húmedo al mismo tiempo que las temperaturas aumentan. Condición ideal para el crecimiento de hongos.
  • Fundamentalmente se produce un cambio en la alimentación al tener acceso a nuevas hierbas, henos de temporada y cereales de nueva cosecha. Motivo más que suficiente y demostrado para la aparición de alergias de índole alimentaria.
  • Aparecen en escena  todo un elenco de insectos: moscas, mosquitos, tábanos, etc., cuya picadura puede llevar a reacciones alérgicas. Además, sobre todo moscas, vehiculan otros agentes infectantes que complican las lesiones primarias.
Causas típicas picor, rascado y pérdida de pelo

Generalmente conllevan pérdida de pelo y aunque pueden presentar picor, este es más leve y supone, generalmente, rascados menos intensos y lesivos.  En ocasiones son lesiones pequeñas que van aumentando en cantidad y tamaño, incluso llegando a unirse unas con otras, afectando a áreas considerables de piel. Sobre todo, en cara, axilas y dorso.

Suelen ser contagiosas a través de los utensilios de limpieza, sudaderos, cabezadas etc. Para intentar prevenirlas debemos tener en cuenta varias cosas:

  • Extremar la higiene de los artículos de limpieza y groomming.
  • Lavar frecuentemente las mantillas y sudaderos y evitar compartirlos.
  • Cabezadas y arreos, además de limpios, deben conservarse en ambientes secos.
  • Si duchamos, dejar secar por completo al aire libre, preferiblemente al sol, antes de retornar al box.
  • A la menor sospecha, comentarlo con vuestro veterinario para que os recomiende el tratamiento más adecuado en cada caso.

  Tratadas a tiempo, por lo general, suelen ser de rápida y fácil curación.

Suelen ser más insidiosas de tratar porque lo principal es conocer cuál es el alérgeno que la desencadena para de este modo poder aplicar medidas de manejo que ayuden reducir la exposición al mismo.  

     Pueden ser:

      - De origen alimentario: Algunas hierbas de aparición primaveral así como determinados henos y algunos cereales pueden provocar una reacción alérgica con síntomas dérmicos

          - Por picadura de dípteros:   moscas y mosquitos (sobre todo culicoides y flebotomos). La picadura de éstos no solo es molesta por la reacción focal que produce, sino que además puede desencadenar una reacción alérgica más generalizada. En mi zona de trabajo habitual, a partir de estas fechas y a las horas del ocaso y del amanecer, horas de mayor actividad de los mosquitos, no es extraño observar la superficie, de los caballos expuestos,  tapizada literalmente por una población de miles de mosquitos alimentándose.  Es algo que sobrecoge la primera vez que lo ves y que nos puede dar una idea de los cientos de picaduras que puede sufrir un caballo durante una noche en zonas húmedas.

          - Causas ambientales: Por ejemplo, camas de serrín o cualquier sustancia que aplicadas sobre la piel pueda provocar una reacción.

No podemos olvidar a otro gran grupo de causantes de picor intenso en los caballos: los ectoparásitos, que habitan la piel y el pelo de nuestros caballos. Fundamentalmente ácaros y piojos. Especial atención en aquellos caballos que cohabitan en sus cuadras con aves de corral y palomas.

Como podéis deducir, son múltiples las causas que pueden desencadenar la chispa de un cuadro de picor-rascado intenso; esto, ayudado por el efecto agradable que tiene el rascado para los caballos, se convierte en un círculo vicioso que hay que cortar a toda costa.  Al tener prurito se rascan y fruto del rascado y las pequeñas lesiones que se producen, el picor se ve aumentado… ¡y vuelta a empezar! . Por lo tanto, es importante no demorar los tratamientos, ya que hacerlo puede suponer en muchas ocasiones, que las lesiones primarias que rompen la barrera protectora de la piel, se contaminen con otros agentes infecciosos como bacterias y hongos, complicando la resolución del proceso. Será vuestro veterinario el que determinará qué pruebas y técnicas diagnósticas utilizar para llegar al conocimiento de la causa.

Caso real

Os cuento una anécdota que me ocurrió con un caballo adulto que desde que fue adquirido por su propietario presentaba un cuadro generalizado de prurito intenso con lesiones muy amplias y difíciles de controlar con fármacos y que tras realizar diferentes técnicas y pruebas diagnósticas no había obtenido ningún resultado concluyente. Tras convencer al cliente de que le realizase diversos paneles  alérgicos,  recibí el informe de resultados, en el que, desde el laboratorio, me indicaban que  sorprendentemente solo había mostrado reacción a un ácaro muy concreto y propio de los jamones durante el proceso de curación. ¡Algo totalmente inesperado! Conduciendo de camino a la cuadra de mi cliente, iba pensando cómo recibiría semejante resultado, sobre todo  después del  elevado coste de las pruebas laboratoriales. Mi sorpresa vino cuando al exponerle los resultados del laboratorio, éste me contesta: “Ahora lo entiendo todo. En la instalación vecina tengo un secadero de jamones y los extractores de la sala conducen el aire justo a la zona donde almacenamos la paja y el heno”.

Algo tan sencillo como sacar el caballo de allí y librarlo de aquel heno fue suficiente para recuperar su mejor estado.