¿Cómo afecta la testosterona en los perros?

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La testosterona es una hormona masculina que se produce en los testículos e influye directamente en el comportamiento sexual de los perros machos.

La testosterona produce una serie de efectos biológicos. Está relacionada con la conducta, es la responsable del desarrollo de la masa muscular y del tracto urogenital, está implicada en los caracteres sexuales secundarios, influye en el desarrollo de los huesos, es responsable de la líbido o apetito sexual, etc.

Importante desde que el animal está en el útero materno

Es en el útero se produce lo que se conoce como “diferenciación sexual”. La testosterona  es la hormona responsable de la masculinización del feto, induciendo el desarrollo de las características físicas masculinas y predisponiendo a ciertas conductas futuras.

Una vez nacido el cachorro, en torno a los 4 - 6 meses de edad, los niveles de testosterona empiezan a aumentar hasta que llegan a su pico en la pubertad, entre los 6 y 12 meses. Después de eso, los niveles se mantienen sin apenas cambios hasta que el perro comienza a considerarse senior, momento en el que se observa una disminución.

Efectos sobre el comportamiento

Durante la pubertad hay un incremento de los comportamientos sexuales masculinos: es cuando empezamos a ver al perro macho levantar la pata para orinar marcando el territorio, los movimientos copulatorios hacia otros perros o hacia las personas, interés en perseguir a las hembras, o cierto comportamiento de competencia y/o agresión con otros machos.

En algunos machos, estas conductas naturales son moderadas o imperceptibles y no suponen un problema para la convivencia. En otros perros, por el contrario, pueden resultar desde solo un poco “incómodos” hasta verdaderamente problemáticos, como, por ejemplo, cuando se escapan continuamente en busca de “aventuras”.

¿Estos comportamientos se pueden corregir?

En la mayoría de los casos, sí. Tu veterinario puede ofrecerte soluciones.

Sabiendo que estos comportamientos se asocian a la testosterona, una opción puede ser la castración quirúrgica. Aparte de que que no todos los propietarios son partidarios de este tipo de intervención, hay que tener en cuenta que en el comportamiento no solo influyen las hormonas, sino también la genética, las experiencias vividas y el ambiente en el que ha crecido o vive el animal. Por eso, en algunos perros la castración suprime por completo los comportamientos sexuales y en otros no. En otros casos (perros destinados a la reproducción o con riesgo anestésico, por ejemplo) la cirugía ni siquiera es una opción.

Para los dueños de perros que se oponen a un procedimiento tan drástico como la castración, existe también la posibilidad de los implantes para la castración química, sin cirugía y de forma reversible.

Si los comportamientos de tu perro te suponen un problema, habla con tu veterinario de confianza. Él te informará de todas las opciones disponibles para ayudar a tu mejor amigo.