2021/01/25 - Mundo equino
La importancia de la ranilla
Los cascos de nuestros caballos constituyen una estructura fundamental para poder desarrollarse como animales útiles. De hecho, aquellos animales en los que están defectuosos, dañados o descuidados, además de ser más sensibles al padecimiento de determinadas enfermedades, nos van a imposibilitar su uso como animal de silla.
Independientemente de la conformación genética de los cascos de cada individuo y de su variación en relación al aplomo correcto, circunstancias sobre las que podemos influir, con limitaciones, utilizando herrajes adecuados a cada caso, existen otras medidas que sí podemos y debemos adoptar para mantener el casco en las mejores condiciones y, de esta forma, no solo reducir la aparición de enfermedades propias de esta estructura sino también hacer que las diferentes partes activas de la pezuña (almohadilla digital, ranillas, talones…) funcionen adecuadamente. De este modo, los cascos proporcionarán el mejor sustento posible al animal.
Una de estas estructuras que en muchas ocasiones olvidamos y no le damos la importancia que merece es la Ranilla.
La ranilla es una estructura que localizamos en la palma y planta de los cascos. Recorre la suela desde la región de los talones hasta terminar en un vértice más o menos centrado en la palma del casco. Posee una consistencia blanda si la comparamos con el resto de estructuras y posee una forma triangular. A su vez está rodeada de dos lagunas laterales y una laguna central, más acusada a medida que nos aproximamos a la zona de talones. La consistencia de la ranilla podemos asemejarla a la de una goma de alta densidad, con cierta capacidad de deformación a la presión pero que recupera rápidamente.
La localización, su morfología y esa capacidad de deformación y recuperación la convierten en una estructura magnífica para la absorción y posterior transmisión de la energía producida en el impacto contra el suelo. Se convierte en un amortiguador ideal para los cascos del caballo. La leve deformación que admite al contactar con el suelo, absorbe y disipa parte de la energía producida en el contacto contra los distintos terrenos que pise el animal, pero además por su forma y localización transmite directamente esta energía al resto de estructuras del casco. Entre estas estructuras destacamos la almohadilla digital y los cartílagos alares.
¿Sabías qué...
La sorprendente relación biomecánica entre estas estructuras permite que mientras el animal está desplazándose se produzca un efecto de bombeo natural de la circulación sanguínea a esos niveles, con el consiguiente aporte de nutrientes y drenaje de la sangre venosa hacia la parte más proximal de la extremidad.
Muchos habréis podido observar como el aspecto de los cascos de vuestros caballos es más saludable cuando estos trabajan regularmente y en cambio, en aquellos animales que permanecen encerrados en boxes largos períodos de tiempo con pocas opciones al ejercicio, estos adoptan formas anómalas, estrechándose hacia atrás, con talones defectuosos, etc. Pues parte del secreto de ese buen desarrollo del casco radica en el funcionamiento regular de la ranilla y su relación con las otras estructuras del mismo.
Este efecto en el buen desarrollo de las diferentes estructuras del casco es aún más evidente en animales que habitualmente trabajan descalzos (barefoot), pues en estos casos la ranilla siempre contacta directamente contra el suelo y activa el sistema circulatorio del casco.
Por todo esto es importante cuidar la ranilla de nuestros animales. ¿Cómo podemos hacerlo? Pues sobre todo mediante la limpieza de los surcos laterales y central con el gancho del limpiacascos, eliminando restos de cama y barro y sobre todo manteniendo las cuadras lo más secas y limpias posible.
Además, podemos encontrar multitud de productos indicados para mantener el estado de la ranilla en óptimas condiciones.
Y recordad, ¡sin casco no hay caballo!
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